miércoles, 19 de junio de 2013

Dormir poco y soñar mucho



Cierro este primer año como estudiante de arquitectura con una valoración muy positiva.

He aprendido bastante más de lo que esperaba en un primer momento, y no solo en cuanto al arte de proyectar, sino también en descubrir la belleza que reside en las cosas cotidianas de la vida, diferenciar entre el confort, el bienestar o el lujo.

Aunque no lo parezca, la arquitectura es muy parecida al cine, a la escultura, a la pintura, a la danza y a todas las artes en general.

Se asemejan en que todas ellas tienen algo nuevo que aportar, un nuevo discurso que ofrecer; existen infinitas maneras de como hacer las cosas, también objetivos (aunque en menor medida), pero solo hay un camino para hacerlo: hacerlo bien.

Me espera un verano más que merecido, aunque mucho me temo que a partir de ahora vaya dónde vaya no podré olvidar mi libreta de dibujos y conceptos, boli y lápiz, y un montón de fotos de todo aquello nuevo que veo y llama mi atención.




Son años de dormir poco y soñar mucho,






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