Se
conoce como autonomía caudal la capacidad de regenerarse después de daños
sufridos.
Para
las personas, la experiencia es magnífica; puro material en bruto para explicar.
Las palabras son gratuitas. Todos llevamos dentro un universo digno de ser
explicado, no somos dos iguales.
La
vida pasa deprisa; la escritura pausa, condensa. Te obliga a sentarte y
ordenar, a pensar el adjetivo. Es Fundamental.
Lo
que realmente importa es el proceso, como llego a alcanzar la meta. Alcanzarla
deja de ser importante si es proceso es rico.
La escritura es como es sexo: no importa el orgasmo (siempre es el mismo) sino como llegas a él.
La escritura es como es sexo: no importa el orgasmo (siempre es el mismo) sino como llegas a él.
No
hay nada más bonito que la intimidad entre dos personas, dos amigos o dos
amantes; con quién uno quiere y nadie más lo sabe ni lo vive. Instantes únicos,
instantes sagrados, instantes irrepetibles.
Y
muchas veces somos cobardes. Porque siempre hay riesgo, riesgo de equivocarse, riesgo
de comprometerse y riesgo de sufrir. Para luego, sin ser atrevido, sufrir, y
fracasar igual.
La
prudencia no te lleva a ninguna parte, no te vacuna contra nada.
Hacerlo
y equivocarse. Pero nunca arrepentirse de que podía haber pasado. Y cargar con
ello durante una corta eternidad.
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